MI-ME-CON-MI-GO
Creo que se está empezando a apoderar de mí, la palabra mimetismo, digo. Quizás soy yo la que se mimetiza o actúa presa de una mímesis enfermiza, pero todo últimamente acaba con este término. Mis conversaciones tienden a culminarse con esta palabra, o quizás soy yo la que se mimetiza con las letras y redirijo todo hacia esta divina combinación de palabras.
Bien, todo ha surgido cuando me disponía a desayunar. Ya lo había pensado pero hoy lo he pensado aún más. La camarera es simpatiquísima, sonriente y echá pa'lante como dicen por aquí. El caso es que si la observas, te darás cuenta de que cumple con el perfil típico de camarera de bar de desayunos de oficina. Rápida, atenta, se sabe los nombres de todos - o casi todos - y además recuerda todas y cada una de las preferencias de sus fieles seguidores (adeptos confesos). Físicamente, también: delgada, pelo corto, teñido en color amarillo pajizo-oxigenado, y gafas. Además, se sabe todas las canciones de la radio... aunque empiezo a sospechar que es un hilo musical autoimpuesto por ella misma, que, por supuesto, está en su total derecho de elegir su banda sonora del curro, igual que nosotros elegimos la banda sonora de nuestras vidas (pero este es otro tema).
Siguiendo con esta exposición, debo decir que me inquieta saber si esta similitud de apariencia y comportamiento se debe a un gen o cromosoma innato en aquellos que se dedican a trabajar, por capricho del odioso destino, tras la barra del bar (ruego no confundir con la asquerosa actitud de quienes emplean como herramienta de trabajo-socializador la barra de un "garito" cool y se encomiendan al servicio de las apariencias). O si, por el contrario, el adoptar modos similares entre compañeros de gremio se trata de un simple capricho de la mimesis para asumir, conscientemente, el rol que se ve uno obligado desempeñar---¿no es la vida sino un teatro?
Bien, todo ha surgido cuando me disponía a desayunar. Ya lo había pensado pero hoy lo he pensado aún más. La camarera es simpatiquísima, sonriente y echá pa'lante como dicen por aquí. El caso es que si la observas, te darás cuenta de que cumple con el perfil típico de camarera de bar de desayunos de oficina. Rápida, atenta, se sabe los nombres de todos - o casi todos - y además recuerda todas y cada una de las preferencias de sus fieles seguidores (adeptos confesos). Físicamente, también: delgada, pelo corto, teñido en color amarillo pajizo-oxigenado, y gafas. Además, se sabe todas las canciones de la radio... aunque empiezo a sospechar que es un hilo musical autoimpuesto por ella misma, que, por supuesto, está en su total derecho de elegir su banda sonora del curro, igual que nosotros elegimos la banda sonora de nuestras vidas (pero este es otro tema).
Siguiendo con esta exposición, debo decir que me inquieta saber si esta similitud de apariencia y comportamiento se debe a un gen o cromosoma innato en aquellos que se dedican a trabajar, por capricho del odioso destino, tras la barra del bar (ruego no confundir con la asquerosa actitud de quienes emplean como herramienta de trabajo-socializador la barra de un "garito" cool y se encomiendan al servicio de las apariencias). O si, por el contrario, el adoptar modos similares entre compañeros de gremio se trata de un simple capricho de la mimesis para asumir, conscientemente, el rol que se ve uno obligado desempeñar---¿no es la vida sino un teatro?
3 Comments:
Veo que Josita Jones ha vuelto...
cargada de mimetismo! :P
Nos gusta el mimetismo batesiano, consiste en el parecido de coloración entre una especie de buen sabor e inofensiva, con una especie nociva y peligrosa.
No probaremos el sabor de tu amigo "cool", ni de la camarera. La peligrosidad mental del tipo "cool" ha quedado demostrada.
No has entendido nada, querido anonimo.
Pero esta vez no voy a ser yo quien te lo explique. Ya no.
Post a Comment
<< Home