Josita Jones

de la nada surgió... y en nada se convertirá... la historia de una intérprete de nubes rosas.

01 July 2005

Digresión vol.1: No me gusta cuando callas

y estás como ausente...
¿Y por qué? Pero si el silencio no molesta: no ocupa lugar ni gasta tiempo, hace que invirtamos en relajo y tranquilidad, pero claro, ¿cuando no nos gusta el silencio?: cuando no nos gusta la compañía. Puedo estar diez años en silencio a tu lado, pero sin embargo a tu lado, si, tú, personita que se da por aludida, no te aguanto. Me duele el cuello y acabo bostezando y no, no es para que me hagas un masaje y me digas que si tengo hambre? No! es para que te des cuenta de lo triste que resultamos por fuera. Sin embargo contigo, si, tu, mírame!, contigo es distinto. Podríamos pasarnos décadas en silencio, a que si? No piensas en nada, simplemente estamos en silencio…te duele el cuello? No!, pues entonces, prueba superada…soy la mujer de tu vida, y lo sabes, solo que te da miedo. Ya, a mi también, y si nos da un ataque de silencio? Dicen que es otro de los males del siglo 21, como estos que se sientan, uno en frente del otro, en un restaurante, las mesas ahora son tan infinitamente pequeñas que, aparte de tener que lidiar con el horrible silencio, os toca medio rozaros cuando vas a coger el agua, si, porque ahora hasta bebeis agua, agua con todo, agua con pan, filetes, patatas y hasta agua con arroz! Y encima a ti te toca disimular y no demostrar el principio de histeria que está empezando a invadirte: alguien te dijo una vez que los granos de arroz, acompañados con una ingesta masiva y desesperada de agua (quieres disimular el silencio, argumentando que es que tienes la boca llena, de agua) pues que eso, que los granitos de arroz se inflan y las paredes de tu estómago se van dilatando y dilatando hasta que salta el botón del pantalón y qué mala suerte que no le haya dado a tu contrincante –si le hubiese dado al menos habrías oído su tos, y no su silencio- ha ido a parar a una triste maceta que se rie de vosotros y encima os señala! (Tendrá poca vergüenza!) Y no me digas: “cuéntame algo”, porque aún sales cobrando…
“¿No los odias? Esos incómodos silencios… Así sabes que has encontrado a alguien especial: si puedes permanecer callado un puto minuto sin sentirte tenso”.

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